La República Democrática del Congo posee el 60% de las reservas mundiales estimadas de coltán. Como este mineral está considerado como un recurso no renovable altamente estratégico, existe una guerra en el Congo desde 1998.
Este material ha despertado la codicia de los países vecinos y distintas facciones armadas han intentado tomar el control sobre su explotación. Ruanda en primer lugar, que tiene de hecho ocupada la región congoleña de Kivu, junto con Uganda, que controla a su vez buena parte del noroeste congoleño. El dinero que se obtiene de la venta del mineral financia las guerrillas.
La ambición por el dominio del mercado del coltan también ha dividido a la propia sociedad congoleña: gobierno y guerrilla obtienen financiación de la comercialización legal o ilegal de este material.
Pero además es éste un espacio plagado de contrabandistas, porque la mayor cantidad de coltan sale de África de contrabando y sus ganancias no vuelven como beneficio para el pueblo africano, sino en armas para los grupos rebeldes.
Esta “fiebre” tiene un transfondo geopolítico, que se relaciona con la ocupación de un enorme territorio de la República Democrática del Congo por parte de los ejércitos y las guerrillas de Ruanda y Uganda. Esta atroz “guerra del coltan” se nutre de conflictos étnicos y económicos, como la apropiación de este mineral “estratégico”. Se estima que ya se ha cobrado más de 5 millones de vidas.
Pero la matanza se extiende más aún, ya que las infrahumanas condiciones de explotación del coltan en minas aluvionales (a ras de tierra) se sirven de trabajo de semiesclavos, para los que se utilizan prisioneros o niños. Muchos mueren en las minas o sufren las crudas consecuencias físicas de un trabajo insalubre.
Las otras víctimas de esta cruenta “fiebre del coltan” son los animales salvajes de la región. Esto que os describimos sucede también en áreas “protegidas” por la Unesco: los parques nacionales de Kahuzi-Biega (en Kivu-Sur) y Okapi. Allí, tiene lugar verdadero desastre ecológico que ha dejado daños irreparables al ecosistema. Miles de elefantes y gorilas son asesinados para alimentar a los trabajadores de las minas.
Ante esta situación, las empresas de telefonía móvil han multiplicado sus campañas de comunicación, donde exigen a sus proveedores que no compren coltan en el Congo. El propio presidente de Nokia, preguntado a este respecto, respondió que siempre han sido cuidadosos con el medio ambiente.
Ben Förster
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